Muchos de nosotros no somos cien por ciento reales. Tenemos mucho miedo de mostrar nuestros verdaderos colores, de desplegar la bandera de nuestros verdaderos pensamientos y emociones. Pensamos que las personas van a salir huyendo y gritando si ven cómo somos en realidad. O pensamos que nos echarán, nos dejarán caer, nos odiarán, nos juzgarán, le dirán a otros o peor, si les hablamos desde nuestro corazón.
La vida es muy corta para perderla siendo falsos. Hoy, encuentra las verdaderas agallas que necesitas para ser quien eres. Decir lo que piensas. Deja que tu verdadera cara hable. Mientras aceptes en mayor medida quien eres (y lo compartas con otros) menos energía necesitarás para gastarla en esconderte.