Esta es la forma de una hoja, y esta la de una flor, y éste es el pálido tronco de un árbol que contempla sus ramas en un charco de agua estancada en una tierra que nunca veremos.
El tonto en la rama, silencioso, suave cae el rocío, en el atardecer casi no hay sonidos... Y las tres hermosas peregrinas que llegan juntas tocan ligeramente el polvo del suelo.
Lo tocan con pies que apenas turban el polvo, como alas, tímidas, aparecen juntas, silenciosas, como bailarinas aguardando en una pausa de la música, la música que llene el exquisito silencio...
Este es el pensamiento de la primera, y éste el de la segunda, y éste el grave pensamiento de la tercera: Nos demoraremos así por un instante, pálidamente expectante, y el silencio terminará, y el pájaro
cantará la pura, dulce, clara frase del crepúsculo hasta llenar la campana azul del mundo;
y nosotras, a quienes la música reunió como a hojas, como hojas seremos arrastradas.
¿Hacia qué sino la belleza del silencio, perpetuo silencio?,,, esta es la forma del árbol, y la flor y la hoja, y las tres hermosas peregrinas pálidas: eso eres para mí.