LA DIOSA

No me extrañó que me dijera qué “una vez más había sucumbido a sus encantos, que se sentía atrapado y alucinando”…me comí las palabras una a una, me tragué las amargas lágrimas y le mire con mis ojos tristes…
Prisas, carreras, gritos, todo se convirtió en un caos, casi mecánicamente limpié tu nariz aún sucia por la sangre y la sobre dosis de la “diosa blanca”, después todo fue silencio.
27 Enero/2010