Esta niña dulce y grave
tiene un largo cuello de ave,
cuello lánguido y sutil,
cuyo galibo suave
finge proa de la nave,
de una nave de marfil.
Y hay en ella, cuando inclina
la cabeza arcaica y fina,
semeja peregrina
flor de oro al saludar,
cierto porte de menina
y una gracia palatina
muy difícil de explicar.
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