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Di Jesús mío, Jesús hermoso, porque lloroso tu rostro está. Lloras de frío, mi dulce encanto, quién de tu llanto la causa fue. No es tuyo el cielo con sus primores, tuyas las flores no son también; no es tuya el ave que en la enramada alborozada trina su amor; el mar no es tuyo con sus corales; pues, quién tus males ocasionó. De amor sediento lloras, suspiras, y al hombre miras pidiendo amor, pero hoy el hombre se aleja frío de ti bien mío, no oye tu voz. Es que no piensas Jesús amado, enamorado del hombre estás. Es que no piensas que en Cruz clavado, tú sus pecados perdonarás. Por eso al mundo bajas llorando y aquí esperándote la Cruz está, por eso llora Jesús hermoso y así lloroso tu rostro está.
M.J.R.P.
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