Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía, y no volver el rostro para verte pasar. Puedo apretar mis labios un día y otro día... y no puedo olvidar.
Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente, casi aburridamente, sobre un tema vulgar, puedo decir tu nombre con voz indiferente... y no puedo olvidar.
Puedo estar a tu lado como si no estuviera, y encontrarte cien veces, asi como al azar... puedo verte con otro, sin suspirar siquiera, y no puedo olvidar.
Ya vez: Tu no sospechas este secreto amargo, más amargo y profundo que el secreto del mar... porque puedo dejarte de amar, y sin embargo... no te puedo olvidar!
(José Angel Buesa)
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