Amo las palabras finales del más amado himno de alabanza a Dios que escribió David en el Salmo 23 Describe la condición en la que el Señor quiere que estemos constantemente. Él quiere que estemos protegidas, guiadas y consoladas. Quiere poner una mesa de bendiciones delante de nosotras, en la misma cara de nuestros enemigos. Quiere ungirnos con el aceite de gozo en vez de tristeza. Quiere que nuestra copa de bendiciones esté siempre rebosando de agradecimiento y alabanza a Él por su bondad, misericordia y amor inagotable hacia nosotras. Y quiere que vivamos para siempre, momento tras momento, en Su santa presencia.
Todos estos "querer" son parte del buen plan de Dios para cada una de nosotras. Sin considerar cuán lejos podamos haber caído, Él quiere volvernos a levantar y restaurar hacia ese plan perfecto y justo que tiene para nuestras vidas.
Nos beneficiaría a cada una de nosotras si nos repiritiéramos varias veces durante el día: Dios tiene un plan perfecto para mi vida. Quiero todo lo que Él quiere para mí. Recibo su unción del Espíritu Santo para que llene mi copa y la haga rebosar. Caminaré y viviré en la presencia del Señor
Palabra de Dios para ti Aunque anda en valle (profundo sin sol) de sombra de muerte, no temeré mal alguno,
porque Tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado (protección) me infundiran aliento, Aderezas mesa delante de mi en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa (llena hasta el borde) está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová (está su presencia) moraré por largos días. —Salmo 23:4-6
Joyce Meyer
Dios es bueno, Su deseo es bendecirnos ricamente y no se debe a que tu seas bueno, o porque hagas grandes obras, recibir las bendiciones de Dios no se debe a nuestra fe, se debe a Su gran fidelidad y porque Él es amor, si nosotras siendo imperfectas deseamos lo mejor para nuestros hijos y les damos todo lo mejor que podemos, piensa por un momento... El infinito y eterno amor de Dios hacia nosotras, Él es el dueño del oro y de la plata y de todo cuanto existe en la tierra, en los cielos si nos dio Su amado Hijo, Su unigénito, cómo no nos dará sus más ricas bendiciones, alabale, adorale, obedécelo, se hacedora de Su Palabra y disfruta de paz, amor, gozo y todo lo demás vendrá por añadidura.
Dios te bendiga
Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas