ANTOLOGÍA SOBRE LA CORTESÍA
Los mejores pensamientos sobre la cortesía.
Las reglas básicas de la cortesía son sencillas: alabar siempre lo bueno de los otros, suprimir los reproches, darle importancia a los demás y prestarles atención.
Citar siempre errores propios antes de referirte a los ajenos, así nunca parecerá que presumes de tus virtudes.
Según la educación de las personas que conocemos, de unas deseamos la presencia y de otras deseamos la ausencia.
Tratando con los demás, hay ciertos momentos de emoción. Para convertirlos en cortesía solo hace falta que sepamos expresar con palabras esa emoción.
Tratar bien a las personas es un problema diario que se ha de resolver bien todos los días.
Con la cortesía sucede lo mismo que con la bondad. Quienes no la usan dan la impresión de ignorancia.
La cortesía es, ante todo, un buen negocio. Cuantas personas tenemos atención con las demás por puro egoísmo.
Solo llegaremos al corazón de los demás, si les convencemos, en la forma de tratarlos, que reconocemos en algo su clase o categoría.
A veces la cortesía consiste en fingir para los inteligentes menos inteligencia que la de ellos, y para los tontos, fingir aún más.
La atención de los demás nos da el límite que hemos de poner a nuestras palabras.
Todo el mundo suele agradecer que nos interesemos, sin exageración, por los pequeños detalles de su vida.
No debemos perder las bellas ocasiones de callar, que a diario nos regala la vida.
La cortesía de la amistad más distinguida consiste en respetar a los amigos en su ausencia. Este respeto es signo de elegancia.
Gran parte de nuestra educación básica, se adquiere antes de los veinte años, después es guardada en el fondo de los conceptos indiscutibles.
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