Dios provee a cada pájaro con un alimento, pero no se lo echa al nido.

El hambre espía en la casa de los pobres, pero si la habitan personas trabajadoras, no se atreve a entrar.

El hombre ha nacido para trabajar, y sólo quien trabaja con amor y asiduidad encuentra leve la fatiga.

En manos de Jesús, el trabajo, un trabajo similar al que desarrollan millones de hombres en el mundo, se convierte en tarea divina, en labor redentora.

El trabajo más importante no es el de la transformación del mundo, sino el de la transformación de nosotros mismos.

Nuestro trabajo es nuestra oración, porque lo realizamos por Jesús, en Jesús y con miras a Jesús.

Poner a Cristo en la entraña de todas las actividades humanas mediante un trabajo santificado, santificante y santificador.

El mundo no se mueve únicamente por los poderosos empellones de los héroes, sino también por la suma de los pequeños empujones de cada trabajador honesto.

El secreto de la felicidad es encontrar la propia alegría en las alegrías de los otros.

Debes estar dispuesto a trabajar sin descanso si quieres servir a los que sufren.

Vengan a Mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas y Yo los haré descansar.

Hago mi trabajo con Jesús, lo hago por Jesús, lo hago para Jesús y, por tanto, los resultados son de Él, no míos.
