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Tantos días, ay tantos días viéndote tan firme y tan cerca, ¿como lo pago, con que pago?
La primavera sanguinaria de los bosques se despertó, salen los zorros de sus cuevas, las serpientes beben rocío, y yo voy contigo en las hojas, entre los pinos y el silencio, y me pregunto si esta dicha debo pagarla como y cuando.
De todas las cosas que he visto a ti quiero seguir viendo, de todo lo que he tocado, solo tu piel quiere ir tocando: amo tu risa de naranja, me gustas cuando estas dormida.
Que voy a hacerle, amor, amada, no se como quieren los otros, no se como se amaron antes, yo vivo viéndote y amándote, naturalmente enamorado.
Me gustas cada tarde más. Dónde estará? Voy preguntando si tus ojos desaparecen. ¡Cuánto tarda! Pienso y me ofendo. Me siento pobre, tonto y triste, y llegas y eres una ráfaga que vuela desde los duraznos.
Por eso te amo y no por eso, por tantas cosas y tan pocas, y así debe ser el amor entrecerrado y general, particular y pavoroso, embanderado y enlutado, florido como las estrellas y sin medida como un beso.
PABLO NERUDA
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