La gente se arregla todos los días el cabello. ¿Por qué no el corazón?...
Si te caes siete veces, levántate ocho…
Las grandes almas tienen voluntades; las débiles tan solo deseos…
El sabio puede sentarse en un hormiguero,
pero sólo el necio se queda sentado en él…
Cuando te inunde una enorme alegría, no prometas nada a nadie…
Cuando te domine un gran enojo, no contestes ninguna carta…
No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza,
pero sí puedes evitar que anide en tu cabellera…
El trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo:
el agua es turbia al principio, mas luego se clarifica…
Si quieres que algo se haga, encárgaselo a una persona ocupada…
Nunca se pierden los años que se quita una mujer,
van a parar a cualquiera de sus amigas…
Cuando bebas agua, recuerda la fuente…
Es más fácil variar el curso de un río que el carácter de un hombre…
El que teme sufrir ya sufre el temor…
El momento elegido por el azar vale siempre más que el momento
elegido por nosotros mismos…
Si no quieres que se sepa, no lo hagas…
Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo,
da tres vueltas por tu propia casa…
Jamás se desvía uno tan lejos como cuando cree conocer el camino…
Aquel que pregunta es un tonto por cinco minutos,
pero el que no pregunta permanece tonto por siempre…
Un pájaro no canta porque tenga una respuesta:
Canta porque tiene una canción…
Excava el pozo antes de que tengas sed…
Es fácil esquivar la lanza, mas no el puñal oculto…
Todos los hombres son sabios; unos antes, los otros, después…
La lengua resiste porque es blanda; los dientes ceden porque son duros…
La tinta más pobre de color vale más que la mejor memoria…
Cada paso que da el zorro le acerca más a la peletería…
Todos los ríos van al mar, pero el mar no se desborda…
El que se pone de puntillas no puede sostenerse derecho…
Es más fácil saber como se hace una cosa que hacerla...
Es mejor volverse atrás que perderse en el camino...
La sabiduría consiste en saber que se sabe lo que se sabe y saber
que no se sabe lo que no se sabe...
El que teme sufrir, sufre de temor...
Si una cosa tiene solución, ¡para qué preocuparse!,
y si no tiene ya solución, ¡para qué preocuparse!...
La puerta mejor cerrada es aquella que puede dejarse abierta...
El sabio no dice lo que sabe, y el necio no sabe lo que dice...
Las grandes almas tienen voluntades; las débiles tan solo deseos...
Las tumbas se abren a cada instante y se cierran para siempre...
Nada sienta mejor al cuerpo que el crecimiento espiritual...