Amor de tarde
Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj
y son las cuatro y acabo la planilla y pienso diez minutos y estiro las
piernas como todas las tardes y hago así con los hombros para aflojar la
espalda y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y
son las cinco y soy una manija que calcula intereses o dos manos que
saltan sobre cuarenta teclas o un oído que escucha como ladra el
teléfono o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y
son las seis. Podrías acercarte de sorpresa y decirme "¿Qué tal?" y
quedaríamos yo con la mancha roja de tus labios tú con el tizne azul de mi
carbónico.
Mario Benedetti
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