MADRID, 5 Jun. (EUROPA PRESS) -
El 90 por ciento de las personas que reciben un nuevo corazón lo acepta correctamente y logra tener una vida normal si consigue controlar sus factores de riesgo, según informa la Fundación Española del Corazón (FEC) con motivo de la conmemoración del Día Mundial de los Trasplantados, el próximo 6 de junio.
Y es que, la esperanza de vida de un paciente trasplantado de corazón suele ser de unos doce años tras la operación, aunque en muchos casos esta cifra es muy superior ya que la media tiene en cuenta a los pacientes que pueden fallecer en cualquier momento de la evolución del trasplante, incluyendo el periodo perioperatorio inmediato.
No obstante, según comenta el miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca y Trasplante del Servicio de Cardiología del Hospital 12 de Octubre de Madrid, Juan Delgado, se debe tener también en cuenta que los pacientes que reciben el trasplante cardiaco suelen estar por encima de los 60 años, por lo que su esperanza de vida es la que le corresponde a esa persona por edad.
Sin embargo, diversos estudios demuestran que la calidad de vida de la persona trasplantada es superior a la de pacientes que sufren enfermedades crónicas, como es el caso de la diabetes. En este sentido, Delgado reconoce que este tipo de pacientes sí que tienen más probabilidades de padecer otros problemas cardiovasculares aunque, ha apostillado, con una adecuada prevención y tratamiento suelen superar este riesgo.
"Desde la FEC queremos recordar a los trasplantados una actitud cardiosaludable les permitirá llevar una vida normal. Por ello, deben seguir una dieta sana, realizar actividad física regular, seguir estrictamente los horarios en la toma de su medicación, evitar hábitos tóxicos como el tabaquismo y protegerse de la exposición directa al sol", recomienda este experto.
Asimismo, en pacientes crónicos al figura del cuidador es "muy importante" pero, si se compara con otras enfermedades crónicas, la sobrecarga que recibe "no es muy importante". "En general, la familia debe facilitar una relación de normalidad con el paciente trasplantado y estar dispuesta a ayudar como lo harían en cualquier otro proceso. Es recomendable evitar el contacto directo con el paciente cuando padecen un proceso catarral, gripe o gastroenteritis aguda, por la posibilidad de contagiar el proceso", concluye Delgado.