Tránsito
Como la música del tiempo suena tu paso próximo. Resbala tu sombra cual los días en fluyente transitar por mis surcos, como un agua.
Flotamos en el tiempo, en el continuo ir del río. Nos lleva. Nos desgasta lentamente. Nos suena honda en el pecho la rota frialdad de su cascada.
Fuimos de abril. Teníamos una luz inefable, como un ala. Flor o pájaro o nombre del amor, en el sueño y en la rama.
Fuimos también de mayo. Dulcemente el mirar como un fruto se doraba de presagios. Madura y entreabierta la fresca pulpa en que el besar se abrasa.
El estío nos hizo arena ardiente, carne encendida de besada playa donde blancos caballos como espuma por la sangre de agosto se avalanzan.
Como cuerpos de otoño nos amamos bajo la luz dulcísima y dorada y sentimos el cobre de noviembre de hermosura sonar en nuestras almas.
Cuánto diciembre acude, cuánto enero cerca del amor, la vida, la esperanza. Por la nieve tus pasos cómo suenan a rosas deshojadas.
Somos de tiempo, Soledad y tiempo nos vuelven sombra y nada.
Leopoldo de Luis
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