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De: MONI (Mensaje original) |
Enviado: 30/06/2012 11:53 |
NO AL CASTIGO FISICO, SI A LOS LIMITES Y RESPETO.Padre Rogelio Narváez Martínez.
Muy queridos amigos y amigas:
El pensador inglés John Thelwall, del siglo XIX, consideraba ´injusto influir en la mente de un niño inculpándole opiniones antes que haya llegado a la edad del raciocinio para que pueda escoger por sí mismo´. Ante lo anterior Samuel Taylor Coleridge, amigo de John Thelwall, nos narra una esclarecedora anécdota en el libro TABLE TALK, con fecha del 27 de julio de 1830:
“Mostré a John Thelwall mi jardín, y le dije que era mi jardín botánico. ¿Cómo –preguntó-, si está cubierto de malezas?” “Oh –repliqué-, es porque todavía no han llegado a la edad del raciocinio y la elección. Como ves, las malezas se han tomado la libertad de crecer, y me pareció injusto inculcar al suelo prejuicios a favor de las rosas y de las fresas.”
El día de hoy más que compartirte un video, que de hecho lo hago, te comparto una liga de la revista “guia infantil” que tiene más de 500 videos educativos.
Sé que entre mis contactos hay sobre todo padres y madres, educadores, personas de grupos de Iglesia a los que les será de gran utilidad esta “red de educación”.
Es difícil decir que, en lo personal y desde la perspectiva cristiana, avalo el contenido de todos los videos pero aquellos que he visto sobre educación de los hijos me han parecido bastantes adecuados ya que sé que aún hoy hay corrientes psicológicas en las que se marca que no se les debe poner límites a los hijos y que ellos debe de ir descubriendo todo sin que les molestes en nada.
Disfruta de esta muestra…
Y ahora mi reflexión…
La autoridad en cada uno de nosotros en su más recto ejercicio también debe ser evangélica, no se trata de que nos sintamos superiores a los demás, sino de asimilar un servicio que Dios nos ha delegado en la confianza a algunas personas en la vida. Se trata de esas facultades que se nos han comisionado...
Hoy que se ha hablado de la invasión de los “ninis” y de la propuesta de los “sisis”, es adecuado que dirijamos nuestra mirada hacia el oficio de la paternidad y hacia los frutos deseables en el ejercicio de su autoridad natural.
Esto precisamente me venía a la mente al recordar algunos datos que me dejaron impactado: George Stephenson, el inventor británico de la máquina de vapor, era hijo de jornalero de minas y él mismo trabajaba en limpiar carbón de piedra, Frederick William Herschel, insigne astrónomo que descubrió Urano y el movimiento del Sol en nuestra Galaxia, se ganaba la vida tocando en una orquesta, digamos que era un músico del montón, Cristóbal Colón, el navegante genovés que emprendió la aventura hacia las Indias, era hijo de un cardador de lana, Giuseppe Sarto, mejor conocido como San Pío X, era hijo de un trabajador de limpieza en el departamento de policía en Riese, Angelo Giuseppe Roncalli, mejor conocido como Juan XXIII nació en el caserío Brúsico de Sotto il Monte y era hijo de unos modestos leñadores, el Físico y Químico Inglés Michael Faraday, descubridor de las leyes de los fenómenos electrolíticos, era hijo de un herrero y trabajó de encuadernador en una imprenta hasta los 20 años, el astrónomo alemán Johannes Kepler, que enunció las primeras tres leyes del movimiento de los planetas, era hijo de un cantinero, Sir Isaac Newton, Matemático, Físico, Astrónomo y Filósofo inglés y Pierre Simón Laplace, Matemático, Físico y Astrónomo Francés eran hijos de labradores.
¿Cuál debe de ser el actuar de un padre de familia que quiera realmente ayudar a sus hijos? El Dr. Carlos Abel Ray, ex Jefe del Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina en Buenos Aires, y actualmente pro-titular de Medicina Legal de la Universidad Católica Argentina en su libro: “Para Padres” menciona que hay cuatro ingredientes para la educación de los hijos: darles muchísimo amor, darles muy buen ejemplo, educarlos con autoridad y ofrecerles mucho tiempo.
¿Si te fijas el lugar tan importante que tiene el ejercicio de la autoridad en estos cuatro puntos cardinales que posee la brújula de la paternidad?
¿Pero qué piensan las mujeres sobre esto? ¿Coinciden con la apreciación de los varones o difieren de ellos?
Jacinta Scagliotti tiene un libro titulado: “La Poda y el Abono” sobre este tema de la autoridad en la paternidad cuyo solo título les pone ya sobre la pista... “A la insustituible siembra y al desmalezado, hay que agregar dos acciones: la poda y el abono. La Poda tiene que ver con la sabia labor de poner límites. Límites oportunos, lo que tiene que ver con la capacidad de anticipación. El abonar tiene que ver con la capacidad de amar pasando por el saber escuchar; por el compartir intimidad (penas y alegrías, logros y fracasos); por el darse por aludido de lo que pasa cotidianamente a nuestro alrededor. Y no obstante la poda ocupa un lugar sumamente importante, aunque para no pocos el mismo término denostaría un atentado contra las garantías individuales…
¿El Dr. Ray y Jacinta Scagliotti están siendo severos en sus apreciaciones?
Ángela Marulanda en su libro “Creciendo con nuestros Hijos” ha mencionado que los mejores padres deben de ser ante todo “valientes”. “Nadie duda que para ser buenos padres se necesita una gran dosis de amor, paciencia, ecuanimidad, comprensión, disciplina, flexibilidad, por mencionar sólo unos cuantos. Pero quizás lo que más necesitamos para formar hijos dotados de las virtudes y capacidades que les permitan llegar a ser unos buenos seres humanos es ser padres valientes, es decir tener la fortaleza necesaria para hacer lo que más les conviene a los hijos, por duro que sea.
Por ejemplo, se necesita ser valiente para no recibir al pequeño en nuestra cama cuando a media noche nos suplica que le dejemos dormir con nosotros; para no llevarles el libro olvidado al colegio cuando nos llaman implorando que se lo hagamos llegar; para no darles nada más de lo que estrictamente se merecen por mucho que rueguen que quieren más; para no ayudarles a hacer la tarea que no cumplieron a tiempo así pierdan la materia; para no permitirles participar en ese paseo o esa fiesta en la que no habrá supervisión de adultos con autoridad así que sean "la única que no podrá ir"; para no pagar la fianza y evitar que los arresten cuando es importante que aprendan que sus errores tienen amargas consecuencias”.
Lo que necesitan los hijos no son padres condescendientes y que vivan dedicados a darles todo. Sino padres valientes, capaces de cuestionarse y tener la fortaleza para comprometerse tan seria y profundamente en la formación de sus hijos que hagan lo que sea preciso para formarlos como personas correctas por difícil o doloroso que pueda resultarles. Muchos de los problemas de los hijos, y que ha hecho surgir la plaga de los “ninis”, ha brotado del confundir el ser buenos padres, es decir valientes, con ser padres condescendientes.
Los padres condescendientes trabajan muy duro con el fin de ofrecerle todo a sus hijos; pero lo que necesitan ellos son padres valientes que trabajen duro en ellos mismos para darles lo mejor de sí; los padres condescendientes se miden por lo mucho que gastan en sus hijos, mientras que los padres valientes se miden por lo que gana su familia con su trabajo; los padres condescendientes hacen lo posible por resolverles todos los problemas a sus hijos mientras que los padres valientes los dejan enfrentarlos, permitiéndoles aprender de ellos; los padres condescendientes tratan de evitarles sufrimientos a los hijos, mientras que los padres valientes procuran dotarlos de las herramientas necesarias para superarlos; los padres condescendientes se miden por los beneficios económicos que su éxito profesional le ofrece a su familia, mientras que los padres valientes lo que tienen en cuenta es qué precio están pagando sus hijos por su éxito profesional.
Pero para lo que se necesita más valentía aún es para no inventar toda suerte de justificaciones que les permitan decirle a los hijos "sí" cuando en el fondo del alma saben que deben decirles "no"; para no creerse sus propias mentiras y convencerse que todo lo hacemos por su bien, cuando realmente lo hacen por el propio.
Es urgente procurar que la autoridad que como padres tienen sobre los hijos no la utilicen para remediar las carencias que les dejan por sus debilidades y perpetuarlas en nombre de una "bondad" mal interpretada.
En comunión de oraciones.
P. Rogelio.
No al castigo físico, sí a los límites y respeto
www.youtube.com
En el consultorio he insistido que se dedique mucho tiempo a los hijos, pero que se use con inteligencia. Ocurre que los padres pueden estar durante el fin de semana unas veinticuatro horas con los hijos pero sin haber conversado con ellos... (Dr. Carlos Abel Ray, Para Padres).
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De: SEHILA |
Enviado: 30/06/2012 13:56 |
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