Voy escondiendo cada lágrima
entre este espeso humo
con él, al menos, mi tristeza
la consigo ocultar,
la disimulo.
Cuando se encienda otra vez la llama,
tras el paso lento de las horas,
ya inventaré otra nueva excusa
o puede ser que baste con tapar mi cara.
La vida se me fue entre hijos y trabajos
Tú siempre esperando ser atendido
Yo de ti esperando algún te quiero
o un gracias amor, de esos, perdidos.
Te lo he pedido inocente tantas veces
mientras sólo te reías con un no seas ridícula
eso es sólo cosa de jóvenes.
Después un apúrate que tengo que salir.
Y me dejabas en la soledad del nido.
Y, así, cada día fue igual a otro,
las noches pasaban sin detenerse.
Tan rápidas que ni para soñarte me dabas tiempo.
Sin tiempo para mostrar lo que es quererte.
Todo va quedando olvidado,
olvido inerte
en cada lágrima de éstas que derramo
y el fuego, ya apagado,
ha quedado cubierto por estas cenizas.
Sin embargo,
te bastaría tan sólo removerlas
para encontrar, de nuevo, entre el olvido
mis brasas encendidas.
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