POTENCIA ESENCIAL
"Tengo miedo", clamaba la semilla;
y a pesar de absorber sol y humedades,
renunció a germinar en sus verdores,
reprimiendo su yémula incipiente.
El águila gritó: “Ay, yo no puedo!”
y, plegando sus alas, desde el suelo,
resignándose, ansiaba las alturas,
cual si fuera un reptil definitivo.
"No sé cómo se hace", dijo el árbol,
sin animarse a dar flores ni frutos
ante el reclamo de la Primavera,
turbulenta, urgente, impostergable.
¿Qué verías si la Naturaleza
negara su potencia, su destino?
Frutales secos y pájaros rastreros,
sembradíos estériles y yermos...
Que no me pase a mí: que no me quede
anhelando accesibles utopías.
Que no viva como un muerto insepulto,
amortajadándome en lo rutinario.
Que no se me adormezca la Vigilia.
Que no se me amordace la Llamada.
Que entre mis bordeleses no se agríe
el Vino sin haberlo convidado.
Que me lance al estreno, y no eternice
mis ensayos detrás de los telones
sin que vibren los tímpanos del mundo
con la música de mis instrumentos.
Que el miedo no me encoja,
no me vuelva un bonsai de mí misma,
mustio y triste,
retrayendo mis raíces temerosas,
adaptadas a un magro recipiente.
Que me atreva y te atrevas,
fogueando los mejores valores
de la especie en brasas
de discretos esplendores
para que al fin refuljan plenamente.
Que la modestia no nos vuelva tibios,
porque la Vida hierve,
y necesita que indefectiblemente
se le otorgue poder al Bien
en manos de los buenos.
Que el Tiempo Señalado es este tiempo,
porque el átomo estalla y se hace tarde.
Tejamos una Red con Hilos Vivos:
no dejemos que ganen los que matan.
Virginia Gawel