Si todas nuestras palabras son amables, los ecos que escucharemos también lo serán.
¡La manera en que nos comportamos con los demás demuestra cuánto creemos en Dios!
Una palabra irresponsable: Puede encender discordias. ... Una palabra cruel: Puede arruinar una vida. Una palabra de resentimiento: Puede causar odio. Una palabra brutal: Puede herir o matar. Una palabra amable: Puede suavizar las cosas. Una palabra alegre: Puede iluminar el día. Una palabra oportuna: Puede aliviar la carga. Una palabra de amor: Puede curar y dar felicidad.
¡Las palabras son cosas vivas! ¡Bendicen o maldicen, alientan o abaten, salvan o condenan.