Con mi sonrisa fingida tengo
penas que ocultar,
más, si yo el payaso pudiera hablar
y contar mis amarguras,
hasta las almas más duras podrían conmigo llorar.
Al ver mi cara pintada,
todos ríen con placer,
sin llegar a comprender
que mi vida es desgracida.
Si lanzo una carcajada,
todos creen que es de alegria,
más no comprenden que la suerte impida
que más riendo estoy,
es un paso más que doy
en pos de mi tumba fria.
No pidáis que me ría,
que de mi propia risa me espanto;
he reído tantas carcajadas de dolor
en este mundo traidor.
Me han enseñado a reír con llanto
y llorar con carcajadas.
Mañana cuando el payaso muera
todos lo echarán al olvido,
y de mi que te has reído
nunca más te acordarás;
como música pasajera
que viene y se va.
Por eso, espectador querido ,
tú que me has brindado tu aplauso
llenándome de gozo,
el último aplauso te pido para quedarme satisfecho,
poniéndolo en tu carne y
llevándolo en nuestro pecho
como dos payasos bien agradecidos.