Cuando hacemos un compromiso, creamos una vasija espiritual, y una energía automáticamente viene para llenar esa vasija. Experimentamos esa luz como la buena sensación que sentimos cuando hacemos una promesa.
Allí yace el problema. Obtenemos la Luz por simplemente tener la intención. Pero cuando no cumplimos con nuestros compromisos, obtenemos la Luz de igual modo, sólo que no hay vasija para contenerla. Entonces esa energía cae en un agujero negro. Es aquí cuando las cosas empiezan a salir mal.
La solución es simple. Cumple con tu palabra, o no la des
Yehuda Berg
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