Navegando el tiempo en la triste nave de tu atroz ausencia me adentré en senderos de dolores nuevos e ilusiones viejas, pues quería alejarme de la dicha intensa que viví a tu lado; y en mi loco empeño me alejaba tanto que me fui acercando al futuro incierto que es mi mundo oscuro ya sin tu presencia.
Y enrumbé mi nave para regresarme impacientemente retomando el rumbo que anegado en llanto dibujé a mi paso, pues pensé, en mi angustia, que en aquel pasado volvería a encontrarte; y me hallé zurcando una ruta incierta de recuerdos claros en que tu presencia tallada en mi alma se me va alejando.
Te alejaste tanto que tan dentro mío continúas estando, te llevaste mi alma en el gran amor del que estará impregnado ese corazón que hace tanto tiempo me adoraba tanto. Anclaré mi nave en el tiempo eterno del feliz pasado donde estás por siempre, no en mi futuro, donde ya no existes.