HORIZONTE
He cambiado de piel tres veces.
Me ha costado darle la vuelta al mundo
para llegar al punto de partida.
Mis piernas me sostienen mejor.
Tengo una cicatriz en el pecho;
más bien una costura, un bolsillo roto:
acceso directo al corazón.
Estoy de regreso de mí mismo.
Noches enteras buscando una estrella fugaz
que me conceda un deseo...
nada extravagante:
tan sólo la habilidad de reconocer
la verdad de la mentira.
Es otoño aún y los días son largos.
La luz se recuesta cálida sobre la montaña.
Quiero decir que el horizonte se distingue
¿El horizonte es una línea firme?
¿Es una pintura mural que cambia cada día
movida por tempestades de color?
¿Hay un atajo para llegar al horizonte?
Quizás sirva de algo haber adquirido
una cicatriz en el pecho,
una costura de piel y nervio:
una entrada directa al corazón.
Virginia Gawel & Eduardo Sosa