La niña que no quería crecer
Noelia, una niña dulce, de cabellos ensortijados y ojos bellísimos, era la mayor de tres
hermanas. Siempre estaba algo absorta en su mundo fantástico, de él traía bellos relatos
que contaba a sus dos hermanas. Cuando cumplió los diez años se dio cuenta de que
cada vez le costaba más trabajo imaginar cosas y se puso muy triste. Una noche en la
que asomada a su balcón, miraba el bello reflejo de la luna sobre el mar, henchida de
pena, le preguntó a la luna: -¿Por qué ya no puedo soñar?- Ante su asombro la luna se
acercó hasta su balcón y con dulce voz le contestó. –Porque has crecido. Ya cumpliste
diez años y hasta los siete es cuando se puede visitar el lugar de la fantasía. Después
poco a poco, nos vamos alejando de él- La niña rompió a llorar y entre pucheros le dijo:
–Yo no quiero crecer, quiero tener siempre siete años- La luna extendió su reflejo y la
acarició dulcemente. – Eso no puede ser, todos los mortales tenéis que crecer y volveros
adultos- La niña cada vez sollozaba más fuerte. Entonces la luna decidió ayudarla y le dijo
– Si tanto ansías quedarte en esa edad, yo puedo remediarlo si haces lo que te digo-
Noelia se restregó sus bellos ojos y le dijo que estaba dispuesta a todo. Entonces la luna
le dijo que cada mes, cuando ella se pusiera en cuarto menguante, ella tendría que
permanecer toda la noche contemplándola, así ella cada mes le quitaría un año, entonces
a los tres meses volvería a tener siete años. La niña aceptó encantada. Durante los tres
meses siguientes, en la noche del cuarto menguante no dejó por un solo momento de mirar
a la luna. Pronto se dio cuenta de que podía volver a visitar el reino de la fantasía.
Sus padres, preocupados porque la encontraban como mas pequeña, la llevaron al medico,
pero este le dijo que estaba totalmente sana, que no se preocuparan. . Noelia volvió a
contarles bellas historias a sus hermanas. Pasaron los años y la pequeña de la familia
cumplió los diez años y ya, tanto a ella como a su hermana no le interesaban los bellos
cuentos de Noelia. Entonces empezó a ponerse triste y, de nuevo, una noche de luna
llena se asomó a su balcón y le volvió a hablar a la luna. Le contó que ya a sus hermanas
no les importaban sus cuentos y que ella se sentía muy triste.
La luna le dijo que si ya en la tierra no podía ser feliz, lo mejor seria llevarla a vivir al reino
de la Fantasía, ella aceptó encantada. Entonces fue despacito a despedirse con un dulce
beso de sus padres y hermanas, después regresó al bacón, allí le esperaba la luna, quien la
recogió suavemente en su reflejo y la llevo al país de los sueños.
Desde entonces, todas las noches de luna menguante, dicen que, si te fijas bien verás a la niña
sentada en la luna contándole bellos cuentos.