Cuando “perdemos el control” con alguien, literalmente lo hacemos.
Cuando perdemos los estribos, perdemos una parte de nuestra alma.
Ésta queda atrapada en el alma de la otra persona.
Cuando tenemos una confrontación con alguien,
lo último que queremos es perder más de nosotros mismos.
En lugar de ello, maneja la situación en una forma proactiva.
Detente y ve lo que ocurre detrás de la cortina.
Recupera las chispas
Yehuda Berg
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