La Fiesta de Primavera (Melos)
Un año más la primavera llegó y vistió de fiesta la superficie de la tierra del hemisferio norte, de alegría, de Sol, de luz. Vistió el interior de los corazones desperezados del largo letargo del invierno para soñar con volver a materializar sus ilusiones al calor luminoso de sus días azulados.
Olvidan que, mientras ellos en el hemisferio norte se tornan ilusión y explosión de fecundidad multiplicadora de vida, en el sur los corazones de la vida se contraen por el frío otoñal estéril y oscuro que les va envolviendo; frío paralizante que les adormece avanzando hacia el invierno inerte y tenebroso que hace al alma buscar abrigo en lo más profundo de su encogido corazón.
Todo es un ciclo; todo es un girar circular constante en todos los planos de este Universo espacio-temporal. Todo muere para que otros puedan renacer. Alguien se envuelve en tinieblas para que otros puedan disfrutar y brillar en el resplandor de la Luz.
Luchamos por la Verdad, nuestra verdad, como si fuese la única y verdadera,… pero la Verdad no es ni el invierno ni el verano, ni la muerte ni la vida: la Verdad real es el propio Ciclo, pendular, estacional, mecánico, que da nacimiento y muerte a las estaciones. Este Ciclo que va caminando sobre los raíles del tiempo renovando su propia representación física sobre la superficie de la Tierra, pero manteniendo constante, inmutable, su esencia.
Los humanos nos peleamos entre nosotros constantemente por las dualidades: por visiones parciales, tuertas, de la realidad que solo corresponden al "instante", a una fracción virtual del tiempo. Olvidamos que si superamos ese instante, ese tiempo, la aparente y controvertida dualidad se convierte solo en simples fases encadenadas de un mismo Ciclo, de una Única realidad: de una misma esencia.
En el "instante del tiempo" vivimos en una dualidad aparente mientras en la realidad superior del infinito movimiento del ciclo, somos Uno: una única Verdad, una misma esencia transitando sobre el trazo del péndulo en los instantes del tiempo.
…Supera el péndulo, supera el tiempo, y experimentarás que no existe la dualidad, que todo es Uno. Que solo existe la Vida, la Luz: un Todo vibrando cíclica y armónicamente en la eternidad. Que el invierno es solo la dormición de la primavera, que la muerte es solo la trasmutación de la vida, que la oscuridad es sólo la ausencia de la luz…
…que, en definitiva, Todo es Primavera, Vida y Luz jugando entre los rincones escondidos del tiempo.
Por ello, se vista o no de flores el paisaje que te rodea en este momento, nunca olvides que en algún lugar de la Tierra, la primavera está renaciendo a cada instante; que la muerte aparente del paisaje desolado esconde la esencia de la vida que está deseando despertar, porque la Vida en esencia nunca muere, solo se renueva para volver a florecer con todo su esplendor eternamente en cada "Fiesta de Primavera": …en cada Fiesta de la Vida.
MelosCD
(amanecer de la primavera de 2012)
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