El lenguaje del rostro
Si a los hombres les pusiéramos una
cubierta sobre sus cabezas y les impidiéramos
hablar, automáticamente quedarían aislados
unos de otros, limitados únicamente a tocarse;
el lenguaje del tacto sería sumamente limitado
para poder comunicarse y llevar una vida
normal. Si a los seres humanos, además del
tacto, les diéramos el poder de hablar y poder
ser escuchados, la comunicación sería más
efectiva y, sin embargo, aún estarían aislados
unos de otros. Si les permitiéramos ver,
entonces el ser humano tendría la capacidad
tal como ahora la tiene, de ver, escuchar y tocar;
sin embargo, cuando se observan los ojos, cuando
se observa el rostro, cuando se observa el mensaje
que va acompañando a las palabras, entonces
percibimos que, muchas veces, el mensaje que nos
viene de las palabras no es congruente con el que
se refleja en el rostro, porque el lenguaje del rostro
es un lenguaje infinitamente más profundo, la forma
de mirar, el brillo de los ojos, la expresión de las
cejas y la entonación de la voz, son mensajes que
nada tienen que ver con las palabras que se dicen,
mensajes que complementan la idea inicial, mensajes
que nos abren la puerta al mundo interior.
Autor: Kwan Yin