FELICÍTATE POR TUS BUENOS ERRORES
Es inevitable cometer errores, es parte de la vida: por mucho que intentemos evitarlo, los cometeremos.
¡Pero qué bueno es cometerlos!
Gracias a nuestra gran capacidad de aprender de los errores podemos ser mejores día a día.
Los errores nos pueden enseñar en qué podemos mejorar y a vivir de forma más sensata.
Algo bueno se puede sacar de ello… hagámoslo.
Los errores son fruto de nuestro accionar y son muy comunes en nuestras vidas, así muchas veces les veamos con tintes extraordinarios.
Si vas al cine, lo más probable es que vayas a ver una película; si vives, lo más probable es que cometas errores.
Nuestras equivocaciones nos deben ayudar a aprender y a evaluar lo que está funcionando en nosotras y lo que no, por ello, si tenemos una actitud positiva siempre veremos en los errores una oportunidad.
Antes de sentirnos desanimadas o fracasadas, deberíamos mirar los errores en sus justas dimensiones: ¿Nos equivocamos? Sí, pero de ello podemos aprender a reconocer lo que se está agrietado en nuestro corazón para restaurarle, además de evidenciar nuestras fortalezas para seguirlas cultivando y utilizarlas de forma efectiva.
Esto es lo que precisamente diferencia un error de otro: nuestra capacidad de aprender ¿estás apreciando los regalos que el cielo te da en forma de error? ¿O simplemente te estás quedando paralizada dándote golpes de pecho?
Al errar tenemos dos opciones: mirar sólo lo negativo y sentirnos muy malo reparar los daños y aprender de ellos para construir una vida rodeada de una mayor cantidad de flores de sensatez.
Si optamos por la segunda opción, hemos de felicitarnos: ¡aprendimos a rescatar lo bueno de nuestras equivocaciones!
ERRAR,no sólo involucra irnos por el camino empedrado y asumir con responsabilidad las consecuencias de nuestras acciones.
Errar es también quedarnos quietas, con los brazos cruzados, para no tomar riesgos, es pretender ser perfectas y exigirle mucho a nuestro corazón sin percatarnos de que equivocarse también está permitido.
Es decir, vivir atadas a un “no errar” también es errar, ya que nos estamos privando de uno de los mayores privilegios que el cielo nos ha dado: el privilegio de vivir.
Autor: Chuchi González
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