USO CORRECTO DE LA PALABRA
Hagamos uso correcto de las palabras, de los conceptos, de las críticas y sus efectos, de las nuevas ideas, de un nuevo foco de comprensión para una visión que no se adapta a su medio, a su tiempo. Nunca ha sido demasiada la sensatez en las respuestas y sus porqués.
Nunca fue demasiada la franqueza en las cartas que se tienden a la mesa. Nunca fue demasiada la palabra "Si" en la hora correcta o un "No" que la verdad despierta.
No economicemos en las palabras de amor, en aquellas que amplían los buenos sentimientos, que exaltan hechos de real valor o desaprueban lo que causa sinsabor. No nos escondamos en el "no tengo nada con eso" o "cada cual con sus problemas". La buena palabra ameniza, calma, y devuelve la paz a cualquier alma.
No exageremos en los halagos ni en la aspereza de un sermón. Para todo hay hora y no todo se resuelve ahora. Usemos nuestras palabras con la mejor de nuestras intenciones, como expresión de arte y belleza o como un recado en gentileza.
La palabra es la arma blanca del poeta, del prosista.
Que llegue a su destino con el perfume de la flor.
Cleide Canton