Esta historia del fax es asombrosa, al socaire de nubes y tormentas deposita en tus manos una rosa en forma de soneto y te comenta:
mi modo de sentir la lejanía, esta ausencia de ti y de tus cosas, mi sed de armonizar con tu armonía, mi urgencia de aclarar mis nebulosas.
Este extraño vehículo menudo, te busca sin escalas ni reposo, y atando mi emoción, nudo tras nudo,
permite que mis dedos amorosos dejando sus entrañas al desnudo te escriban mil “te quieros” temblorosos. ALberto CORTEZ
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