Un gaucho matrero, vago y mal entretenido, grandote,
de l.98 mts. de altura y 130 kg. de peso, muy malo y "pesado",
se ufanaba de su rastra de monedas de oro y plata
que lucía orgulloso.
Un día en un boliche tomando vino se emborrachó,
luego de beber varias horas nadie se animaba a decirle nada,
ni el bolichero, que lo soportó, para cerrar,
hasta altas horas de la madrugada.
Salió del boliche, subió a su caballo rumbo al rancho,
pero era tal la borrachera que al rato se cayó del equino
y se durmió en el suelo, despertándose al mediodia.
Notando que le faltaba su hermosa rastra, volvió al boliche,
allí estaba apoyado en la barra (llena de otros gauchos)
un gauchito flaquito y petisito tomando una naranjada
y luciendo su hermosa rastra que le quedaba visiblemente grande.
Despacito el matrero se le fue acercando y le dijo:
*Hermosa rastra, ¿Es suya?
-Sí -contestó el gauchito.
*Dígame, si no es molestia -dijo el grandote- ¿La compró?
-No.
*¿La heredó?
-No.
*Bueno, si no se ofende, ¿Me dice cómo la consiguió?
-Le diré mi amigo -dijo el gauchito con la voz un poco más alta-
yo venía temprano al boliche a tomar un refresco,
cuando a mitad de camino encontré a un gaucho cu.. p`arriba,
borracho y dormido, me lo cu... y le robé la rastra.
¿Por qué? ¿Es suya?
*¡Noooooooo! Yo preguntaaabaaaa nomaaás !!!!!!