No tengo sólo un Ángel con ala estremecida: me mecen como al mar mecen las dos orillas el Ángel que da el gozo y el que da la agonía, el de alas tremolantes y el de las alas fijas.
Yo sé, cuando amanece, cuál va a regirme el día, si el de color de llama o el color de ceniza, y me les doy como alga a la ola, contrita.
Sólo una vez volaron con las alas unidas: el día del amor, el de la Epifanía.
¡Se juntaron en una sus alas enemigas y anudaron el nudo de la muerte y la vida!