Hagamos un poema, con tu piel y mis labios con la brisa de noviembre y los aguaceros de junio. Pintemos de pájaros y madrugadas nuestras espaldas sudorosas. Amamantemos nuestra sed con el crepúsculo tímido y solitario que se corona de lunas desparramadas en las gotas de los inviernos.
Guillermo Carnero
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