Quiero ser la sigla dibujada en tu frente, la silaba en palabra que dices aullante. El guante nítido que atrape tu pena cuando pierdes tus manos en mi tegumento.
Pienso en vestirte de blanco con la lágrima del río, destilar en mi pañuelo toda tu pasada condena. Quiero ser carcelero de tus nuevos antojos, patriarca sin nombre, pulidor de estrenada sonrisa.
Pienso ser alfarero de tu propia diadema, dictador de tus rojos labios en suspiro, melódica presencia en tu rostro de asalto.
Quiero ser tu ideal de hombre sano, abrir en ti las llaves errantes del candado, y como valiente Cid deslabonar tu cadena.
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