El principio de causa y efecto
gobierna nuestras vidas.
Dios no castiga.
Nosotros nos castigamos
a nosotros mismos con nuestras palabras
y acciones negativas.
Hoy, haz una pausa antes de reaccionar.
Considera las consecuencias
de cualquier palabra hiriente
que esté por salir de tus labios.
Esto te inspirará a ser amable
con amigos y enemigos por igual.
Yehuda Berg
|