por nimiedades y por pequeñeces...
que tu mente suele acrecentar, agigantar.
-Deja ya de preocuparte y de apurarte...
por todo aquello que no depende de ti ni está en tus manos ni bajo tu control.
Eso sí, ten anclada tu voluntad en la del Señor:
"El viento mueve la veleta... no la torre". ¿Tú sé torre!
-Deja ya de preocuparte y de torturarte por lo que han dicho
o lo que dirán. Tú actúa rectamente... y sigue adelante.
Desaparecerán muchos de tus problemas.
-Deja ya de preocuparte y de inquietarte...
porque no has podido ser...
ni has obtenido aquello que tanto deseabas.
La felicidad estriba en:
*SER LO QUE AHORA ERES*
A/D