La desilusión no se puede ver ni tocar, tampoco puedes ser hundido por ella. Su poder está dado sólo por lo que tú hagas, por lo que tú le permitas que sea. Así que haz de cada desilusión lo mejor que puedas. Cuando la decepción aparezca, toma el control sobre ella en lugar de permitir que ella tome el control sobre ti. Las semillas de grandes logros a menudo son plantadas en el medio de trágicas decepciones. En cada desilusión existe una energía pura que puede ser enfocada en cualquier dirección que uno elija. Puede mostrarte un camino, pero también un camino en pendiente si tú lo permites. O bien puedes asirte fuertemente a esa energía y viajar con ella directamente hacia la meta que persigues. Aún cuando los resultados que logres no sean los que estabas buscando, de todas maneras habrás dado un significativo paso adelante. Habrás alcanzado, al fin y al cabo, resultados. Obtener los resultados que buscas se convierte entonces tan sólo en hacer ajustes a tu enfoque, basados en la experiencia.
Agárrate de la energía, el conocimiento y la experiencia que te deja cada desilusión, para llevarte con certeza, firmeza y seguridad, hacia allí donde deseas ir.