Para la mayoría de las personas, habitualmente el presente no existe.
Si vivieran en el presente no habrían depresión ni angustia; la depresión está relacionada con el pasado y la angustia con el futuro, con lo catastrófico que puede pasar.
La preocupación de mantener vivo el pasado está relacionado con la necesidad de tener la identidad a flor de piel, saber quienes somos.
Aún cuando en realidad somos lo que somos, no la suma de experiencias que hemos tenido, y que son con las cuáles nos identificamos.
La necesidad de vivir en el futuro es para crear un espacio donde esperamos gratificar nuestros deseos y hacer realidad nuestras esperanzas.
Un día por venir, cuando ésto o aquéllo ocurra, voy a sentirme feliz alcanzaré la paz y la tranquilidad que tanto he añorado.
Un día que está por llegar, se harán realidad todos aquellos sueños e ilusiones en función de los cuales he invertido la mayor parte de mi vida.