La bruja Anacleta ha perdido su escoba, y mira la gente con cara de boba. - ¿Donde está mi escoba? pregunta llorando, y va por la calle muy triste paseando.
Mi hermoso transporte se me ha perdido, - ¡ay! qué gran disgusto con mi torpe olvido. Me siento tan triste sin poder volar, y ahora me toca siempre caminar.
¿Donde la he metido?, ¿quien se la ha llevado? si alguien lo sabe, no se esté callado. Por favor, ayuda necesito ahora, ¿ustedes la han visto, señor o señora?
Y un niño responde con dulce sonrisa: está en la montaña, vaya usted de prisa. Anacleta corre más que alguna ardilla por entre los carros a toda pastilla.
Sube la montaña como un gran atleta, y va muy cansada la bruja Anacleta. Pero su escobita recobra en la cima, allí aterrizó cuando vino de Lima.
- ¡Ay! qué gran olvido, ¡ay! que gran disgusto, sin mi linda escoba me muero de susto. Mi escoba ultrasónica es tan poderosa, que si yo la pierdo me siento horrorosa.
Por desordenada quedó muy confusa, a partir de ahora ya no existe excusa. Anacleta ha hecho un hermoso hangar, en donde su escoba poder instalar.