Ante el combate inminente,
el mirlo dejó caer la miga de pan en la boca de una serpiente, mientras pensaba para sí:
- Cuando se está viejo, la gente vé la vida de otra manera: perdí mi alimento, es cierto, pero puedo encontrar otra miga de pan mañana.
"Sin embargo, si hubiera insistido en cargarla conmigo, hubiera desencadenado una guerra en el cielo: el vencedor pasaría a ser envidiado, y los demás se armarían para combatirlo, el odio llenaría el corazón de los pájaros, y una situación así podría durar mucho tiempo.
Tal es la sabiduría de la vejez: saber trocar las victorias inmediatas por conquistas duraderas".
PAULO COELHO