Déjame decirte:
Que sólo el sándalo había provocado despertar
mis suspiros por el aroma que he embebido
a través de mis receptores olfativos
provocando mi embeleso
Déjame decirte:
Que solamente el paisaje de un ocaso
entre el rojizo de los rayos
había cautivado mi mirada dejándola anonadada
y mis pupilas clavadas y perdidas en el deseo.
Déjame decirte:
Que tan sólo las bellas notas
emitidas desde las sinfonías de Mozart
hechizaron mis sentidos,
y cautivaron mis oídos
enamorando mi alma transportándola al cielo.
También quiero decirte:
Que el agua limpia y clara que corre por los ríos
y empapan mi piel morena
me hizo sentir la sangre por mis venas,
dándole vida a mi cuerpo
haciéndolo más sutil y más terso.
Déjame decirte:
Que mis glándulas gustativas
al saborear una delicia de comida
aparte de nutrir me da energía
y vigoriza mi espíritu elevándolo a la dicha.
Pero lo más grandioso de todo
es que ahora ni el sándalo, ni Mozart
ni el ocaso ni los ríos
ha pasado algo conmigo
que ha hecho maravillas
es el recuerdo de tus ojos,
y fue tu voz que al escucharte
la que motivó y me dio nueva vida
desde la cabeza a los pies
y a todo el infinito de mi ser.
¿Y qué pasará? me pregunto
con el sentido del gusto
cuando prueben tus dulces labios
y la exquisitez de tus besos
que más hará de mí ese sentido
me transportará al infinito,
viajaré por las estrellas,
volaré por el espacio
visitaré al mismo cielo
me recostaré en las nubes
y entre el trinar de las aves,
me quedaré sin aliento
sin pensamiento y con vida
embrujado para siempre
sólo te pido mujer,
cuando llegue a suceder
que me ates en tu abrazo
para que pueda volver.
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