Canción amarga
¡Ay! ¡Juguemos, hijo mío, a la reina con el rey!
Este verde campo es tuyo. ¿De quién más podría ser? Las oleadas de la alfalfa para ti se han de mecer.
Este valle es todo tuyo. ¿De quién más podría ser? Para que los disfrutemos los pomares se hacen miel.
(¡Ay! ¡No es cierto que tiritas como el Niño de Belén y que el seno de tu madre se secó de padecer!)
El cordero está espesando el vellón que he de tejer. Y son tuyas las majadas, ¿De quién más podrían ser?
Y la leche del establo que en la ubre ha de correr, y el manojo de las mieses ¿de quién más podrían ser?
(¡Ay! ¡No es cierto que tiritas como el Niño de Belén y que el seno de tu madre se secó de padecer!)
¡Sí! ¡Juguemos, hijo mío, a la reina con el rey!
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