LA CARTA
Si has terminado una mala relación o un mal matrimonio
y todavía no lo has superado, existe una técnica que
puedes usar para liberarte por completo de la situación.
Tiene un nombre muy sencillo, se llama la técnica de la «carta».
Se enseña ahora en varios lugares y es increíblemente eficaz y liberadora.
Lo primero que tienes que hacer es sentarte y escribirle
una carta a la persona en cuestión.
Esta carta consta de tres partes,
que tú puedes hacerlas lo cortas o largas que desees.
En la primera parte admite que aceptas la
responsabilidad de la relación,
que fuiste tú el que te metiste en ella y que no tienes nada
que exponer en tu descargo. Evita mencionar la poca culpa que
tuviste en el asunto y lo apesadumbrado que
estás por lo ocurrido en el pasado.
En la segunda parte de la carta le expresas tu perdón a la otra
persona por todo lo que ella te hizo y que te hirió de alguna forma.
A veces resulta bien especificar todas las
cosas por las que tienes que perdonar.
Termina la última parte de la carta deseándole
todo lo mejor al destinatario o la destinataria de la misma.
Una vez firmada, coge la carta, la metes en un sobre
y escribe en él la dirección correcta, le pones
el franqueo necesario y la envías metiéndola
en el primer buzón que encuentres.
En el instante en que dejas caer la carta en el buzón
y la consideras ya irrecuperable, sentirás una sensación
de libertad y regocijo que no te puedes imaginar.
En esos momentos, la relación estará acabada y podrás
reemprender tu vida sentimental. Sin embargo,
hasta que esto no llega permaneces atrapado en
las arenas movedizas del rencor y el odio no
resueltos que acompañan a toda relación romántica
que deja de funcionar. Tienes que perdonarte también
a ti mismo por todas las cosas estúpidas y dañinas que has hecho.
Ten presente que no eres perfecto; tú también cometes errores.
Has dicho y hecho muchas cosas disparatadas en tu
época de crecimiento y maduración.
Si las tuvieses que hacer de nuevo,
las harías de forma diferente. Pero tener remordimientos
y lamentarse de pasados desatinos no sirve para nada.
Además, denota un carácter débil. El remordimiento se
usa a menudo como pretexto para estancarse y no seguir adelante.
Todo hombre o mujer inteligente y maduro han cometido
fallos tontos y gratuitos. Así es como se aprende y se madura.
Así que tienes que perdonarte todas tus torpezas.
El perdón es la llave del reino del desarrollo mental y espiritual.
Cuando te esfuerzas por ser una persona indulgente,
estás tratando de emular los mejores rasgos del
carácter de los más grandes hombres y mujeres que han
pisado este mundo. Te estás colocando en el coro de los ángeles!!.
Con el acto de perdonar se pone en marcha el proceso de
borrar todo residuo acumulado de culpabilidad, odio y
rencor que engendra sentimientos negativos en tu subconsciente.
La práctica regular de perdonar voluntariamente a
todo el mundo por todo lo que haga, te convierte en un
ser humano más calmoso, amable, indulgente y optimista.
Todo un nuevo sendero se abrirá ante ti desde el instante
en que perdones y olvides.
El perdón es la llave que te abrirá el
reino de la paz interior, que es lo más
importante y a lo que más puedes aspirar.
-Brian Tracy