Todos nosotros hemos gustado del sentimiento de libertad y dicha que trae consigo el olvidarse de uno mismo. Cuando asistimos a un buen partido de tenis o nos enfrascamos en la lectura de una novela, la satisfacción no proviene tanto de lo que estamos mirando o leyendo como de nuestra actitud concentrada. Durante ese breve lapso nos olvidamos del peso de nuestros pensamientos y entonces nos sentimos aliviados, porque lo que está bebajo de ellos es ese estado de conciencia claro y apacible al que denominamos júbilo.
El científico y el artista, absorto en su trabajo creativo, se siente feliz porque, sumido en lo que hace, se ha olvidado de sí mismo. Pero en ninguna parte será posible encontrar personalidades tan alegres, tan decididamente despreocupadas, como en aquellos que se han sumido en el amor a los demás. Tal es el gozo que atisbamos en san Francisco, Mira Bai o Mahatma Gandhi. Observar las ideas de hombres y mujeres como ellos es comprender el significado de la palabra júbilo.