Un guru prometió a un discípulo que había de revelarle algomucho más importante que todo cuanto contienen las escrituras.
Cuando el discípulo, tremendamente impaciente, le pidió que cumpliera su promesa, el guru le dijo: “Sal afuera, bajo la lluvia, y quédate con los brazos y la cabeza alzados hacia el cielo. Esto te proporcionará tu primera revelación”
Al día siguiente el discípulo acudió a informarle: “Seguí tu consejo y me calé hasta los huesos… Y me sentí como un perfecto imbécil”
“Bueno”, dijo el guru, “para ser el primer día, es toda un revelación, ¿no crees?”
Autor: Anthony de Mello