En
una ocasión una abuela trajo su nieto a Mahamat Gandhi. El niño tenía
un apetito insaciable por el azúcar lo cual estaba poniendo en peligro
su salud.
“Por
favor, ella suplicó a Gandhi, dígale a mi nieto que deje de comer
azúcar, ya que se que él lo respeta mucho a usted, yo se que él le
escuchará lo que usted le diga. Gandhi les pidió que se fueran y
regresaran en cuatro días.
Cuatro
días más tarde regresaron la abuela y el nieto. Gandhi mirando a los
ojos al nieto de la señora le dijo con autoridad: ” Deje de comer
azúcar, estás hiriendo tu cuerpo”.
Después
de un breve silencio, la abuela le preguntó a Gandhi. Señor , por qué
usted nos pidió esperar cuatro y regresar, si esto mismo lo hubiera
dicho el día que vine?
Gandhi
respondió: “Señora, hace cuatro días yo estaba comiendo azúcar y no
podía hablarle con autoridad a su nieto. Ahora puedo, porque hace cuatro
días dejé de comer azúcar”.
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