Allí por donde pasa el agua, cantando su eterna estrofa de algún sueño perdido, mientras por la orilla, lentamente, el sol enciende recuerdos escondidos.
Allí donde cada tarde nos encontramos entre los rumores de hojarascas del camino donde sólo se escuchan pájaros de otoño sobre los árboles desnudos, cerca del río.
Allí donde se tiñe la ajena realidad con la nostalgia de este otoño infinito, donde a veces suena un aria acunando en silencio el dolor tranquilo.
Allí, sobre la dolorosa soledad que busca sin tregua su imposible destino, allí quedó nuestra triste historia, las cenizas de nuestro amor perdido.
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