Hoy vengo a pedirte Señor, por la amistad verdadera. Por esa que trae paz y tranquilidad de espíritu. Por esa tan necesaria y tan difícil de encontrar. Por la que acompaña en el dolor y el compromiso. Por la que sabe respetar los valores y determinaciones. Por la que rechaza la adulación y la falsedad. Por la que abre su entendimiento para escuchar. Por la que no acepta la burla y el rencor. Por la que ayuda a elegir el camino del bien. Por la que no miente, ni engaña, ni traiciona. Por la que valora la lucha y el sacrificio. Por la que vale mucho pero no tiene precio. Por esa amistad te pido Señor: Llena al mundo de gente capaz de brindar este bello sentimiento que con seguridad nos ayudará a dejar el estado de odio, de violencia y de tristeza para crear un mundo de verdadera hermandad.