Señor, ¿No me das la mano?¿No ves? Me estoy hundiendo en el cieno del pecado.Llegué tarde, lo sé, me entretuve por ese camino andando. Camino, mejor caminos, ¡Hay Señor, anduve tantos!Anduve
por aquel que parecía lucir, lienzo de nubes de color blanco y eran
nubes de polvo, polvos sucios. Los ojos de la carne me han engañado.Caminé
con pie firme en el otro, altiva la cabeza, y encumbrado. Pero cedió a
mis pies todo el camino. Era Señor, mi orgullo tan pesado, y el otro
iluminado por las velas, los lirios, las liturgias y los cantos.Cuando
pasé por él, no hubo mas voces. Las velas y los lirios se
apagaron.¡Cómo engañan los hombres, Señor mío! ¡Cuantos falsos caminos
me indicaron!Caminé
lejos y conté mis pasos. Miro a mis pies y estoy desalentado. No moví
un paso en este lodo inmundo. ¡Señor, Señor, estoy hundido en el pecado!Y
que será de mí cuando ya sienta que el fango va subiendo despiadado, me
cubra el pecho y entre en mi garganta, y se apague mi voz y el fin haya
llegado.¡Hay
que será de mí, Señor, Señor!¿Me escuchas?, Perdido estoy si no me das
la mano. Quizás tampoco tú sacarme puedas. Quizás soy yo que tarde te
he buscado.¡Pero
mira Señor, mira!, ¿No ves?¿No ves mis ojos? Están húmedos.¿Ves?, se
han mojado. ¿Ves como golpean aquí dentro? Mi corazón también está
llorando.¡Soy
yo, Señor! Yo soy que me arrepiento ,del lodo en que yo mismo me he
ensuciado, de andar por los caminos que me han dicho,de volverte la
espalda Dios amado!Te
dije... Te dije, Amado. ¿Ves Señor? Te quiero, te dije Amado. ¿Ves
Señor? Te amo, y lo dije con voz que era un sollozo. Lo dije de
rodillas y temblando.Quiero
estar junto a ti, no quiero lodo. Quiero tu firme amor, no quiero
fango. No tengo nada, ni me quedan fuerzas. Mas viviré si tu me das la
mano.¡Señor,
Señor! ¿No me respondes? Mas presiento que ocurrirá tal vez algún
milagro. Las lágrimas dejaron y a mis ojos, mi corazón cesó con su
quebranto.¡Señor, Señor! ¿No me respondes? Y parece como si un viento suave y perfumado, acariciara con amor mi rostro.¡¡Señor!!
¡Mira, Señor!, ¡Ya no hay mas barro! Ya puedo caminar con paso firme.
Ya no se mueve el suelo con mis pasos. Ya no hay lodo que ensucie mas
mi vida.Tú
solo me sacaste de este fango. ¡Señor, me diste la mano! ¿No ves?Jamás
he de hundirme en el cieno del pecado. Porque, limpiaste con sangre,
ese camino de barro. |