- " Perdón, Maestro, ¿podría pintarme con una
tiara de diamantes en la cabeza?"
- " Sí, señora, por supuesto. "
Pasan unos minutos y de nuevo pregunta :
- " ¿ También un bellísimo collar de perlas en el cuello ? "
- " Por supuesto, señora. "
Y así le va pidiendo que le pinte también una sortija
con un rubí, una pulsera de oro macizo, unos pendientes de esmeralda y brillantes, etc.
Al de unos días el retrato queda terminado.
Es una verdadera obra de arte.