RESIGNACION
¡Oh, señor, nada inquiero!... me resigno y espero, sin temer que se apague mi estrellita de Fe... Sabes bien que mi vida de cansancio se agota, que mi sueño está trunco, que mi dicha está rota, y jamas de mis labios ha salido un "por qué?...
Ni discuto tus leyes invariables, ni anhelo desertar de la tierra y en el ansia de un vuelo traspasar los arcanos y llegar a tu Edén; pero, a solas me digo, meditando en mi suerte: ¡Debe ser muy callada la mansión de la muerte, y en el seno del justo, debe estarse tan bien!..."
Ruben C. Navarro
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